Por Alfredo Gazga Ortíz.
Militante de JPS OAXACA
Actualmente nos encontramos viviendo en un panorama donde los cambios a nivel general están a la orden del día.
Por un lado vemos los grandes avances científicos y tecnológicos que han invadido vertiginosamente nuestro mundo, mismos que con el transcurso de los años han ido cobrando una gran importancia a nivel mundial; casos verdaderamente asombrosos como el de la clonación de animales o el tratamiento de tejidos en plantas que corren peligro de extinción, lo cual a mas de uno ha dejado perplejo ante tal hazaña, sobre todo por que en décadas anteriores esto era tan solo parte de sueño del hombre y hoy una realidad imponente a la cual debemos adaptarnos para continuar con este proceso evolutivo que implica nuestra vida.
Es de bien sabido que la mente del hombre no es conformista ante los nuevos retos y constantemente se impone grandes objetivos que en la mayoría de los casos ha alcanzado; pero aun así la inconformidad persiste, llevándolo inclusive a colaborar para su propia destrucción.
Así es, de la misma manera como el hombre se ha beneficiado con los nuevos avances en materia de ciencia y tecnología, a la par, también ha tenido que lidiar con un factor de alto riesgo, una verdadera bomba de tiempo: El cigarro, elemento básico para una muerte segura.
Desafortunadamente no todo en nuestro sistema de vida resulta ser perfecto, por muy cruel que parezca, nosotros somos los principales protagonistas de todo esto y es lamentable saber que este planeta se vuelve cada vez mas atroz y que de alguna u otra manera muy pronto nos pasara la factura y créanme que no resultara nada piadoso.
Pero hablemos del cigarro en particular, un singular caso de auto contaminación humana, pues por muchos años el ser humano ha encontrado en el, un mecanismo supuestamente “relajante y placentero”, un excelente escape a sus problemas: un escape mortal considerado por muchos. Lo irónico de todo este asunto es que muchas de esas personas adictas al tabaco no tienen conocimiento del gran daño que le provocan a su cuerpo al consumir esa clase de productos tóxicos al caso de llegar a involucrarse posteriormente con algunas drogas mas poderosas cuando el cigarrillo les parece insuficiente y así caer en el tan despreciado ciclo vicioso del cual son pocos los que logran salir a flote. Y lo mas vergonzoso es que la demanda del tabaco en su presentación como cigarros o puros supera de forma destacada al número de puntos de venta de otros servicios básicos como alimentos, productos de limpieza, periódicos y revistas, medicamentos y, por supuesto, libros, artículos para el ocio y tiempo libre.
La globalización ha logrado que este tipo de productos se propague fácilmente hasta lo más recóndito del mundo y mediante los anuncios y todo tipo de publicidad ha logrado entrar en la mente de la gente logrando establecer una demanda de consumo alta, además de establecerse como un hábito de vida cotidiana hasta llegar a la necesidad de si, y por si esto les parece poco déjenme contarles que el cigarro se ha vuelto ya una moda gracias al consumismo imperante en este Sistema Económico Neoliberal
Especialistas en la materia denominan al tabaquismo como una intoxicación aguda o crónica producida por el abuso del tabaco, mismo que es el principal componente de los cigarrillos, los cuales son consumidos a diario en su mayoría por jóvenes y adultos sin distinción de sexo, edad, raza o posición social; lamentablemente cada ves se eleva aun mas este índice de fumadores y lo repugnante de todo es que en algunas ocasiones son menores de edad los que generan esta gran demanda. Quienes en el afán de reproducir el mismo modelo de fumadores adultos o simplemente por alimentar su ego caen inminentemente en las garras de este vil veneno y para muestra solo un repaso sobre los empaques de cigarrillos: “fumar es causa de cáncer”, aunque a estas alturas eso pase completamente desapercibido.
Los adictos al tabaco son clasificados de dos formas: El fumador activo, que es el fumador que consume directamente el cigarrillo y su combustión esta formada por grandes partículas depositadas en las principales vías respiratorias de los pulmones, y el segundo de ellos es, El fumador pasivo, el cual consume indirectamente la combustión proveniente del tabaco de otra persona, formando así una mezcla de gases irritantes y alquitrán cancerigeno que alcanza lo mas profundo de los pulmones ya que son partículas relativamente pequeñas.
Algunos investigadores han encontrado que la forma pasiva de fumar forma plaquetas, es decir pequeños fragmentos en la sangre que provocan la coagulación sanguínea.
Los hallazgos se realizaron en diez no fumadores sanos que se sentaron durante veinte minutos en el pasillo de un hospital junto a fumadores; posteriormente fueron analizados minuciosamente cada uno de ellos y se detectó que las plaquetas forman pequeños coágulos en las arterias a la par con una leve obstrucción de grasa, el cual representa una señal de alarma, ya que el paciente puede padecer de ataques al corazón y propiciar el desarrollo de la esteriosclerosis: base de la mayor parte de los ataques cardiacos.
Stanton A. Glantz de la Universidad de California en San Francisco, estima que un tercio de las cincuenta mil muertes por fumar de forma pasiva fueron de cáncer de pulmón, cáncer de cerviz, cáncer de cerebro, tiroides y pecho.
También se encontró que los fumadores activos tienen un alto índice de posibilidades de padecer cáncer de boca, garganta, laringe, esófago, aparato urinario, riñones y páncreas.
Por ello, ante las tantas búsquedas de respuestas la Organización Mundial de la Salud afirma que día tras día crece la cantidad de cigarros que se fuman en el mundo. La conclusión que saca este organismo es que la cifra de fumadores sube porque aumenta la población mundial y, a pesar de que muchas personas han dejado de consumir tabaco, todavía no es suficiente.
Como notamos, en muchas ocasiones se ignora la peligrosidad que implica el fumar un cigarrillo, ya que a simple vista puede resultar inofensivo pero a la larga termina siendo un problema que puede acabar con tu propia vida, por eso antes de probar un cigarrillo recuerda que el dicho: “uno no es ninguno” ya es obsoleto, uno solo es suficiente para ensuciar tu cuerpo.
La principal solución a este problema social es la voluntad de cada individuo por querer combatir esto, y claro, la búsqueda de ayuda especializada para derrotar la adicción.
El camino a seguir no es fácil, se necesita de un gran suministro de fuerza, valor, apoyo y voluntad.
Estoy completamente seguro de que la toma de conciencia, tanto del daño producido por el uso de esta droga como por el uso de muchas otras, pueda lograrse poco a poco a través de impulsarla en los más pequeños para que no ingresen en las adicciones y difundan los perjudiciales efectos entre sus padres, hermanos y amigos. Pero también deberá lograrse una modificación profunda de la cultura de una sociedad en la que el tabaquismo es un daño menor frente a la guerra abierta o terrorista, al consumo de drogas alucinógenas, a las desigualdades sociales y a la incertidumbre del hombre en relación con su presente y su futuro.
Alfredo Gazga Ortiz
Estudiante oaxaqueño
Militante de JPS OAXACA